Costa Rica es un paraíso de volcanes, si se considera que es un territorio pequeño y joven en tiempo geológico; sin embargo, posee alrededor de 371 focos volcánicos. Entre volcanes activos, dormidos y extintos, solo 20 poseen un tamaño considerable y apenas 5 se han mantenido activos durante los últimos 400 años. Un centenar de ellos no son visibles, dado que están bajo el agua.
Los tipos de volcanes que existen en Costa Rica son:
Tiene forma cónica y mucha altura. Está formado por capas o estratos sobrepuestos de lava endurecida. En la cima, tiene uno o más cráteres. En Costa Rica, el ejemplo típico es el volcán Arenal. Sin embargo, también los volcanes Poás, Irazú y Turrialba se consideran estratovolcanes complejos, pues en sus flancos tienen diferentes focos volcánicos que en sí podrían ser estratovolcanes.
Es un volcán más simple; se constituye a partir de escorias y cenizas. No alcanza mucha elevación ni volumen y usualmente tiene una forma cónica. Ejemplo de los conos de piroclastos son: Los Conos Aguas Zarcas en San Carlos, Cerro Chopo.
Se forma a partir de expulsión de lava muy viscosa sobre la grieta de erupción. Su aspecto tiene variaciones; puede ser como un cono invertido sin la punta y alargado, como un corcho. Un ejemplo es los domos de Cañas Dulces, en Guanacaste.
Es producido por una erupción causada por agua subterránea, la cual entra en contacto con lava caliente o magma. Tiene un cráter principal ocupado por una laguna. Como ejemplos, se pueden mencionar la Laguna de Hule, Pata de Gallo (Poás) y la Laguna de Río Cuarto.
Se forma como resultado de la erosión de un cono volcánico por el agua, el viento y la gravedad. Un ejemplo es Cerro Pelado en Cañas (Guanacaste).